1.Una alimentación
variada y equilibrada
Una alimentación variada garantiza que el niño obtenga los
nutrientes que necesita. Por eso, aunque él tiene sus platos favoritos, es
importante animarle (sin obligarle) a probar cosas nuevas. El gusto de los
pequeños es cambiante y poco a poco aceptarán la verdura o el pescado que al
principio no querían ni ver.
El equilibrio se refleja en la proporción diaria de hidratos de carbono,
proteínas y grasas. La alimentación de hoy día tiende a desequilibrarse:
o tomamos mucha proteína o nos pasamos con los hidratos de carbono. La pirámide
alimentaria ofrece unas cantidades y proporciones adecuadas. Hemos de tener en
cuenta, las siguientes pautas:
·
Más fruta y verdura. Consumir cinco raciones diarias de
fruta y verdura.
·
Menos proteínas. Reducir el consumo de carne a dos o
tres veces por semana y tomar pescado en la misma proporción. Basta con comer
cualquiera de estos una vez al día. Pero si tomamos de uno, no conviene hacerlo
del otro.
·
Más cereales. Deben consumirlos diariamente en forma
de arroz, pasta o pan.
·
Menos comida rápida. Limitar al máximo la comida rápida y
la bollería industrial (contienen mucha grasa y calorías).
·
También es importante hacer un buen desayuno para
asegurarnos de que nuestro organismo obtiene los hidratos de carbono que necesita
por la mañana.
·
Establecer horarios fijos para cada comida. Hay que acostumbrar
al cuerpo a unos horarios y limitar el picoteo entre horas.
·
Planear las comidas con antelación. Así suelen ser
más equilibradas y completas. Podemos establecer un momento de la semana en el
que diseñar el menú, y otro para comprar lo que necesitamos.
·
Compartir al menos una comida familiar. Es una oportunidad
de convertirnos en un modelo de hábitos para nuestro hijo.
·
Disfrutar de la cena todos juntos. En el caso de
que haya faltado fruta, verdura o proteínas en la comida, todavía estamos a
tiempo de compensar estas carencias.
·
Hacer las comidas más originales y apetecibles. La monotonía en la
mesa produce insatisfacción e induce al picoteo.
El 70% de nuestro cuerpo es agua, imprescindible para eliminar toxinas e
hidratar todos los órganos. Apostar por el agua como bebida familiar es una
opción de salud. Los zumos de frutas naturales son una buena alternativa, pero
no conviene abusar de ellos, ya que contienen demasiados azúcares. Podemos
ofrecérselos a los niños rebajados con un poco con agua.
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